Cuando Rodrigo Ventocilla no estaba estudiando en la biblioteca del Harvard Kennedy School, se dedicaba a algo que realmente amaba hacer: compartir largas veladas con su grupo de estudio en las que los comensales disfrutaban de platos tradicionales de su país de origen, Perú.
La última cena del grupo de estudio fue organizada por un compañero de clase de China. Habían quedado todos para comer hotpot, pero más de una hora después de la cita original de la reunión, Ventocilla no había llegado.
En efecto, llegó a la cena — tarde — pero con un plato propio en la mano: arroz con pollo peruano.
“Llegó tarde porque todavía lo estaba preparando”, dijo Ana Rocío Castillo Romero, amiga de Ventocilla e integrante del grupo de estudio. “Quería compartir el arroz con pollo”.
“Así que hicimos espacio en la mesa y pusimos el arroz con pollo justo al lado del hotpot”, dijo Castillo. “Estaba delicioso”.
Rodrigo Ventocilla nació en Lima, Perú el 7 de julio de 1990. Se graduó como bachiller en economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ventocilla, un hombre transgénero, era un activista por los derechos de las personas trans en Perú, donde también trabajaba para el Ministerio de Educación y el Ministerio de Economía y Finanzas del país.
Ventocilla murió el 11 de agosto mientras estaba bajo custodia policial en un hospital de Denpasar, Indonesia, a donde viajó para pasar su luna de miel con su esposo, Sebastián Marallano. Su familia dice que fue golpeado y discriminado por la policía en Bali. Las autoridades indonesias han negado todas las acusaciones de irregularidades.
Ana Ventosilla, la madre de Ventocilla, contó que su hijo pasó los primeros 40 días de su vida en una incubadora, debido a que ella entró en trabajo de parto cuando tenía solo seis meses de embarazo.
Ventocilla ha sido un luchador desde que era muy joven, dijo su madre.
“Nosotros — yo de religiosa, iba todos los días y rezaba a la virgen para que [lo] pudiera salvar, para que pudiera salir adelante de lo que había nacido [prematuro]”, dijo Ventosilla en una entrevista el mes pasado. “El médico me dijo que [él] era muy [luchador] por su vida porque salió adelante”.
Más adelante en su vida, Ventocilla se convirtió en un luchador por las personas LGBTQ+ en Perú.
Ventocilla había sido un activista LGBTQ+ desde sus años universitarios, cuando le pedía permiso a su madre para conducir su viejo automóvil para asistir a manifestaciones en apoyo de los derechos LGBTQ+, dijo Ventosilla.
“Y yo asustada le decía: ‘sí vas a ir, pero ten cuidado por favor”, dijo Ventosilla. “Alguna que otra ocasión inclusive yo le acompañé”.
En junio de 2015, después de graduarse de la universidad, Ventocilla cofundó una organización de defensa de los derechos de las personas trans, llamada Diversidades Trans Masculina.
Morgan K. Benson, egresada del Kennedy School en el 2022, dijo que gran parte del activismo de Ventocilla consistía en ayudar a las personas trans a encontrar espacios inclusivos.
“Así comenzó DTM”, dijo Benson, refiriéndose a Diversidades Trans Masculinas. “Quería que las personas que necesitaban una comunidad pudieran tener eso”.
Ventocilla conoció a Sebastián Marallano en la época en que fundó Diversidades Trans Masculinas. Si bien se conocían del mundo del activismo y compartían amigos en común, su encuentro “definitivo” ocurrió en una fiesta en el distrito de Barranco de Lima, dijo Marallano en una entrevista este mes.
“Yo ya tenía un crush con Rodrigo”, dijo Marallano. “Él ya me gustaba”.
Después de que Marallano vio a Ventocilla en esa fiesta, un amigo le dijo que se acercara a Ventocilla y le confesara sus sentimientos.
Marallano siguió el consejo.
“Al inicio no me creyó”, recordó Marallano. “Me preguntó si estaba tomando del pelo y le dije que no, que era en serio, que quería conocerlo”.
Durante una manifestación para Ventocilla en Boston el 4 de septiembre, Vic Hogg, un estudiante de HKS de la clase de 2023, dijo que recordaba cómo Ventocilla hablaba abiertamente sobre su amor por Marallano.
Uno de esos momentos ocurrió durante una reunión del “club de los corazones rotos queer”, un grupo formado por Hogg y algunos amigos que estaban pasando por una ruptura.
“Pasamos todo este tiempo hablando de lo deprimidos que estábamos y bla, bla, bla”, dijo Hogg riendo. “Entonces Rodrigo se acercó y empezó a hablar de lo jodidamente enamorado que estaba de Sebastián y de lo emocionado que estaba por todo lo que iba a pasar y por la celebración que iban a poder tener”.
Tras finalizar el semestre de primavera, Ventocilla y Marallano viajaron a Chile, en donde se casaron el 25 de mayo.
“Una de las cosas por las que nos queríamos casar, además de porque nos amábamos, es porque queríamos ver la posibilidad de que yo pudiera ir a Cambridge”, dijo Marallano.
Pero Marallano, quien vivió en Perú mientras Ventocilla pasó su primer año académico en HKS, dijo que nunca tuvo la oportunidad de visitar a Ventocilla en Cambridge porque no pudo obtener una visa.
Colegas de Perú y amigos del Harvard Kennedy School recuerdan a Ventocilla como un defensor de los derechos LGBTQ+ y un estudiante dedicado que pasó muchas horas enfocándose en su trabajo.
Rocío Béjar, quien fue jefa de Ventocilla cuando trabajaba en el Ministerio de Economía y Finanzas de Perú, lo describió como una persona “apasionada” y un “muy buen trabajador”.
Béjar dijo que obtener una maestría en Harvard era el “sueño” de Ventocilla, pero que su objetivo siempre fue regresar a Perú.
“Quería volver, siempre, para hacer algo por su país”, dijo Béjar.
Ventocilla trajo su naturaleza estudiosa a Harvard, donde pasaba muchas horas en la biblioteca del Kennedy School, según Benson, quien se graduó de HKS en 2022.
“Ojalá tuviéramos más recuerdos juntos porque gran parte del año estuvo en la biblioteca”, dijo Benson. “Estudió allí y lo hacía todo el tiempo”.
Benson dijo que algunas de las cosas que más recuerda de Ventocilla provienen de su viaje a Palestina durante las vacaciones de primavera, el cual sirvió de inspiración para que Ventocilla pensara en formas en las que podría “ser solidario con Palestina” en su futuro trabajo de organización.
“Fue un viaje realmente intenso, pero el único día que tuvimos relajado, fuimos al Mar Muerto”, dijo Benson, quien fue compañero de cuarto de Ventocilla durante el viaje. “Nadamos y me corté todo el pie, por lo que fue muy dulce”.
Durante su primer año en HKS, Ventocilla se postuló para vicepresidente de diversidad, equidad y antirracismo en el gobierno estudiantil del Kennedy School. En un mensaje anunciando su campaña, Ventocilla escribió que “el trabajo de diversidad, equidad e inclusión, especialmente la defensa LGBT”, era una de sus pasiones desde la universidad.
“A través de mi experiencia como trabajadora del sector público y activista LGBT en Perú, sé que los temas de racismo, sexismo, colonialismo no deben quedar al margen, deben ser el centro de lo que aprendemos y hacemos en HKS, y después”, escribió Ventocilla en ese momento.
Ana Rocío Castillo Romero, compañera de clase de Ventocilla en HKS y excolega de Perú, escribió en un mensaje de texto que Ventocilla “siempre luchó por sus creencias, por quién era y por sus derechos”.
“Rodri era valiente”, escribió Castillo. “Aunque no lo logró, eso no lo detuvo en su lucha e ideales”.
—Puede comunicarse con el periodista Miles J. Herszenhorn en miles.herszenhorn@thecrimson.com. Sígalo en Twitter @MHerszenhorn.